Porque lo llevamos dentro, porque lo buscamos, porque existe ese gusanillo. El montañismo engancha y encierra infinitas maneras de observar la naturaleza, hacer deporte y estar con los AMIGOS.
Lo comprobamos todos el pasado domingo realizando la subida al Carrascal de Parcent.
Sólo una incidencia sin importancia quiso estropearnos el día, cuando el autobus contratado sufrió una pequeña avería, la cual obligó al conductor a efectuar una entrada en "boxers" con el autobus averiado y salir rápidamente con otro, en escasos minutos nos hizo entrar en carretera y llegar a la parrilla de Parcent.
Ni que decir tiene, que Parcent nos recibió con una temperatura fría, pero soportable. Rapidamente se inició la ascensión que algunos no respetamos ya que enseguida se hizo notar, a los 20 minutos, se pasó del nivel 3 de marcha a un 2, pero pronto y ya todo el recorrido el grupo marchó compacto no quedando nadie descolgado.
Dos o tres paradas, incluida "el tentepie" y la visita a la Cueva de Coloma, hacía cómoda la ascensión, el sendero bien marcado con las clásicas bandas de PR, ayudaban a seguir sin ningún tipo de despite.
Sólo un "pequeño equívoco sin importancia" como escribio Antonio Tabucci (Italia 1943) por parte del organizador, mareó a los primeros senderistas en una bajada y subida innecesaria, perdiendo éste puntos para su valoración de fin de curso.
El alto del Carrascal se logró acompañados por niebla y un buen amigo que nos rodeó con sus ráfagas heladas, pero nos alegraba, el viento helado no cesaba, él hizo cambiar de colorido de la marcha, los senderistas que iban de marrón se enfundaron chaquetas azules, los de rojo se pusieron los polares negro, las caras se taparon, empezó una marcha de otro color con senderistas anónimos, el frio mandaba.
Por un sendero irregular debido al mal estado del suelo, pequeñas rocas, grietas etc, se continuó cresteando hasta alcanzar el punto más alto 998 m.s.n.m; la visita fué rápida, las condiciones atmosféricas no eran buenas, las vecinas montañas y pueblos que se ven desde el Carrascal, quedaría para ser observadas en otra ocasión.
(Ya se veía el collado)
(Pocos pasos restaban para alcazar la cresta)
Lo comprobamos todos el pasado domingo realizando la subida al Carrascal de Parcent.
Sólo una incidencia sin importancia quiso estropearnos el día, cuando el autobus contratado sufrió una pequeña avería, la cual obligó al conductor a efectuar una entrada en "boxers" con el autobus averiado y salir rápidamente con otro, en escasos minutos nos hizo entrar en carretera y llegar a la parrilla de Parcent.
Ni que decir tiene, que Parcent nos recibió con una temperatura fría, pero soportable. Rapidamente se inició la ascensión que algunos no respetamos ya que enseguida se hizo notar, a los 20 minutos, se pasó del nivel 3 de marcha a un 2, pero pronto y ya todo el recorrido el grupo marchó compacto no quedando nadie descolgado.
Dos o tres paradas, incluida "el tentepie" y la visita a la Cueva de Coloma, hacía cómoda la ascensión, el sendero bien marcado con las clásicas bandas de PR, ayudaban a seguir sin ningún tipo de despite.
Sólo un "pequeño equívoco sin importancia" como escribio Antonio Tabucci (Italia 1943) por parte del organizador, mareó a los primeros senderistas en una bajada y subida innecesaria, perdiendo éste puntos para su valoración de fin de curso.
El alto del Carrascal se logró acompañados por niebla y un buen amigo que nos rodeó con sus ráfagas heladas, pero nos alegraba, el viento helado no cesaba, él hizo cambiar de colorido de la marcha, los senderistas que iban de marrón se enfundaron chaquetas azules, los de rojo se pusieron los polares negro, las caras se taparon, empezó una marcha de otro color con senderistas anónimos, el frio mandaba.
Por un sendero irregular debido al mal estado del suelo, pequeñas rocas, grietas etc, se continuó cresteando hasta alcanzar el punto más alto 998 m.s.n.m; la visita fué rápida, las condiciones atmosféricas no eran buenas, las vecinas montañas y pueblos que se ven desde el Carrascal, quedaría para ser observadas en otra ocasión.
(Ya se veía el collado)
(Pocos pasos restaban para alcazar la cresta)
Antes de dejar los puntos más elevados se hizo la foto conjunta.
Caminando todos juntos mezlados con la niebla, frio y el amigo invitado el viento, se alcanzó la caseta de los forestales, de allí y siguiendo la sugerencia del forestal buscamos unas sillas de roca pura, sentarnos y sacar nuestras comidas frias, dando buena cuenta de ella con un buen vino del interior de una muy buena bota en un imaginable restaurante "sin vistas", al igual que gran parte del recorrido la niebla nos iba impedir ver La Sierra de Bernia y más cerca Sierra Ferrer, sólo entre nubes y nubes apenas pudimos ver Tarbena.
Un espléndido campo de naranjas y mandarinas nos daba la recompensa a las casi siete horas de marcha.
Caminando todos juntos mezlados con la niebla, frio y el amigo invitado el viento, se alcanzó la caseta de los forestales, de allí y siguiendo la sugerencia del forestal buscamos unas sillas de roca pura, sentarnos y sacar nuestras comidas frias, dando buena cuenta de ella con un buen vino del interior de una muy buena bota en un imaginable restaurante "sin vistas", al igual que gran parte del recorrido la niebla nos iba impedir ver La Sierra de Bernia y más cerca Sierra Ferrer, sólo entre nubes y nubes apenas pudimos ver Tarbena.
Cincuenta minutos sobre una pista de cemento, masajeó nuestros pies después del sendero pedregoso que habiamos dejado. Parcent se veía, habiamos dejado las nubes atrás, el viento dejó de acariciarnos y protegidos por un sendero cuesta abajo, fuimos ganando la distancia hasta el pueblo. Nuevamente el color de la marcha cambió los chaquetas eran ahora como al principio y nuestras caras volvieron a ser visibles.
Un espléndido campo de naranjas y mandarinas nos daba la recompensa a las casi siete horas de marcha.
En un café en Xalón y después de muy variados cafes, con leche ,cortado, descafeinado, sólo, otro de máquina y alguna cerveza, nos hizo subir al autobus más calientes y entre conversaciones sobre el coste de la gasolina, dónde nos conocimos Miguel y yo, los nietos.. llegamos a la Plaza de los Hierros.
Un protocolario saludo de despedida "hasta la próxima" quedó en el aire en donde todavía resonaban los "buenos dias" de nuestro encuentro a las 07,45.